by Agustín García | August 4, 2025 |
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En América Latina, más del 80% de las empresas privadas son familiares. Y sin embargo, menos del 30% llega con éxito a la tercera generación.
El problema no es la familia. Es la falta de transiciones bien hechas.
Porque entre el fundador que construyó todo y el hijo que creció dentro de la oficina hay una diferencia de fondo: uno sabe cómo construir desde cero. El otro tiene que aprender a transformar sin destruir.
La transición generacional no es solo un cambio de nombre en el organigrama. Es un proceso crítico que define si el legado evoluciona... o desaparece.
1. Pérdida de talento clave: Muchos ejecutivos externos o familiares políticamente desplazados abandonan la compañía cuando no hay claridad en la transición. El costo de reemplazo y la pérdida de conocimiento es altísimo.
2. Paralización de decisiones: Durante la transición, la ambigüedad de poder frena proyectos estratégicos. Hay dos jefes, pero nadie toma decisiones.
3. Conflictos familiares que contaminan la agenda directiva: Cuando las emociones interfieren con la estrategia, el Consejo se convierte en campo de batalla.
4. Pérdida de confianza externa: Socios, bancos y clientes lo saben: si la sucesión no es clara, la empresa también es riesgosa.
Lo que funciona no es imponer ni soltar. Es diseñar una ruta clara para que el negocio sobreviva a sus fundadores y prospere con nuevos liderazgos.
Analiza qué tan preparada está la empresa para una transición y cuáles son los vacíos reales (personas, roles, estructura, cultura).
Busca perfiles externos o internos que puedan complementar, fortalecer o reemplazar a los actuales líderes, con foco en cultura, capacidad técnica y adaptabilidad a entornos familiares.
Como guía al fundador como a su sucesor en un proceso de alineación real: valores, estilo de liderazgo, forma de operar.
Fortalece o crea estructuras de Board mixto (familia + externos) para dar gobernabilidad real y evitar que la empresa se vuelva una extensión de los conflictos familiares.
No hay peor herencia que una empresa sin liderazgo claro.
Una transición mal hecha no solo pone en riesgo el legado familiar. Pone en jaque a empleados, clientes, socios, bancos y a toda una estructura que no tiene por qué colapsar por una dinámica interna mal gestionada.
En Levu Executives estamos listos para acompañarte con metodología, criterio y experiencia.
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